La semana pasada la tripulación del barco pesquero El
Paraíso, del puerto de Castellón, capturó accidentalmente un ejemplar de
cañabota (Hexanchus griseus), una especie de tiburón con un área de
distribución que incluye el Mediterráneo y que suele vivir a profundidades de
hasta 2.500 m, aunque puede pasar tiempo a profundidades menores.
El animal fue recogido por la Red de Varamientos de la
Comunitat Valenciana y trasladado al Instituto Cavanilles de Biodiversidad y
Biología Evolutiva (ICBIBE), para realizar una necropsia en el marco del
proyecto ECEME. El animal era un macho adulto de unos 65 kg y 250 cm de
longitud. Su estado general era bueno y en su tubo digestivo se encontró una
cría de delfín, lo que se explica por la alimentación carroñera de la cañabota.
Pablo García Salinas, del Grupo de Acuicultura y
Biodiversidad de la UPV, participó en la necropsia junto a personal de la
Unidad de Zoología Marina de la UV y la Asociación LAMNA, y pudo obtener una muestra
de esperma del animal. La muestra obtenida fue de 30 ml (!) de un esperma muy
denso.
Una vez en la UPV se aplicó el protocolo de criopreservación
que hemos desarrollado con esperma de otras especies de elasmobranquios como la
pintarroja (Scyliorhinus canicula) o la raya pintada (Raja montagui).
Es la primera vez que se logra recuperar esperma viable de esta especie y
congelarlo para su almacenamiento, obteniendo espermatozoides móviles tras la
descongelación. De hecho, los resultados fueron muy buenos, y los porcentajes
de espermatozoides vivos (en verde en la foto) y de espermatozoides móviles
tras la congelación fueron >70%. Estos resultados, junto con los obtenidos
previamente con otras especies, apoyan la aplicabilidad de nuestro método en un
gran número de especies de elasmobranquios.
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