Adrián
V. Montalt (adrian96upv@gmail.com) ha sido alumno del Máster de
Acuicultura en el pasado curso 2018-19 y, como ya anteriormente dos alumnas, ha
tenido la posibilidad de disfrutar, entre el 24 de junio y el 19 de julio, de
la experiencia de participar en la Summer
School que
organizan cada año nuestros colegas de la Faculty
of Fisheries and Protection of Waters de la University of South Bohemia in České Budějovice, en Vodnany
(República Checa). En este caso han sido 17 estudiantes procedentes de 8 países.
Una vez más, gracias a nuestros colegas de Vodnany por su dedicación y por
ofertar esta opción para jóvenes estudiantes.
Le
he pedido a Adrián que resumiese aquí su experiencia:
“Tenemos contactos en un centro de
investigación de la República Checa y cada año por julio organizan una escuela
de verano con el objetivo de atraer estudiantes internacionales.” Algo así dejó
caer Johnny a mediados de octubre, cuando todavía estaba organizándome el
temario de su asignatura. Fue la primera nota de una agenda recién improvisada
y un pequeño propósito de futuro. Nunca tuve el ímpetu para realizar una
estancia académica internacional, narra esta experiencia un inexperto
temerario.
La estancia en Vodňany
empezó con mi recepción y firma de acreditaciones por parte de la coordinadora
del centro a las 11:00 p.m., aspecto que dice mucho de personas que a las 8:00
p.m. suelen estar entre sábana y colchón. Durante 4 semanas, un grupo de
compañeros desconocidos y variopintos en cuanto a nacionalidad e intereses
realizamos trabajos de laboratorio, salidas a otros centros de investigación de
la región, asistimos a charlas y debates, hicimos turismo y concluimos con La
temida presentación final. Aunque mejor lo desmenuzo.
Cada uno de nosotros tuvo
al cargo un proyecto enmarcado en las ramas de toxicología, nutrición,
reproducción, genética o, la que fue mi elección, comportamiento. Por supuesto,
no estuve solo, el desarrollo fue supervisado por un tutor académico de la
Universidad de Bohemia del Sur. Durante las salidas, visitamos las distintas
facultades de la sección de pesca y acuicultura de la universidad, incluyendo
el instituto de genética, inmensas instalaciones de acuicultura basada en
tanques y estanques, granjas de carpa, perca, anguila, esturión y cisne (sí,
crían cisnes para consumo) e incluso el instituto de sistemas complejos, donde
trabajan con modelización de comportamientos, flujos, patrones espaciales,
biofísica general…
Las charlas fueron
impartidas por los mismos investigadores del centro y trataron sobre la
situación de la acuicultura en el país (para despistados, puramente
dulceacuícola), abarcando las principales especies, recursos económicos y
política, background histórico, temas de investigación punteros, sistemas de
producción… Pero no fue sólo trabajo, algunos afortunados también conseguimos
escaparnos y visitar bellísimas localidades como Český Krumlov, České
Budějovice o Praga.
La aventura dio fin con la
presentación de nuestros proyectos frente al comité de evaluación y todos nuestros
compañeros y supervisores. Fue, sin duda, la situación de máxima tensión.
Momentos más tarde cada uno regresó a su hogar, con mil conocimientos
adquiridos, un huequito en el corazón y, en mi caso, una barrera mental
superada”.
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